PROTEO
Proteo en la Odissea, era un dios del mar, encargado de apacentar los rebaños de focas y otros animales marinos referente a Posidón. Vive en la isla de Faros, no lejos de la desembocadura del Nilo. Está dotado de la virtud de metamorfosearse en cualquier forma que desee: puede convertirse no sólo en animal, sino en elemento, como el agua o el fuego. Virgilio menciona en lugar de Faro la isla de Cárpatos, entre Creta y Rodas, mientras que el poeta dice que Proteo había nacido en Tesalia.
Siguiendo el consejo de la diosa marina Idótea, hija del propio Proteo, Menelao fue a consultar al dios. Y aunque Proteo se metamorfoseó sucesivamente en león, en serpiente, en pantera, en un enorme jabalí, en agua y en árbol, Menelao no lo dejó escapar, vencido al fin, el viejo habló.
Desde Heródoto, Proteo aparece como un rey de Egipto, contemporáneo de Menelao, y no ya como un genio del mar. Proteo reinaba en Menfis en la época en que Helena y Paris fueron arrojados por la tempestad a la costa del país. Fueron llevados ante el rey, que decidió enviar al secuestrador a Tróade y quedarse con Helena, y se quedó con los tesoros que había traído de Esparta.
Los griegos emprendieron la expedición, y al llegar a Tróade, enviaron una embajada a Príamo para reclamar a Helena. El rey ordenó responderles que Helena no estaba allí, sino en Egipto, en la corte de Proteo. Los griegos no prestaron crédito a las palabras de Príamo y continuaron la guerra.
Después de conquistar Troya, vieron que Helena no estaba. Entonces fueron a buscarla a los dominios de Proteo, quien la devolvió a su esposo.
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